Batalla de Jericó

La Batalla de Jericó, entre los años 1473 a.C y 1450, es uno de los enfrentamientos bélicos cristianos más destacados, y definitivamente fue muy sorprendente. Tiene relación directa con la Biblia, sus relatos y explicaciones. Veamos…

La Biblia se conoce a nivel mundial por ser el libro de historia más famoso de todos. Es el libro más distribuido internacionalmente, y para miles de millones de personas es muy respetado. Las historias que relata de personajes antiguos son sorprendentes, e incluso muchos dejan importantes moralejas.

¿Cuándo y dónde ocurrió la Batalla de Jericó?

Esta batalla ocurrió entre el año 1473 a.C y el año 1450 a.C. Como es tan antigua, no se tienen tantos detalles específicos acerca del acontecimiento. El lugar fue en la antigua ciudad de Jericó.

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Causas de la Batalla de Jericó

La Biblia – el principal registro histórico de esta batalla – indica que para ese entonces, Dios (llamado Jehová o Yavé, según varios textos bíblicos, como Salmos 83:18) ordenó la toma de la ciudad de Jericó. La razón era porque sus habitantes habían cometido tantos actos desvergonzados que le parecían repugnantes, además de que hacían, descaradamente, cosas para ofender a Dios. Por lo tanto, Dios decidió que lo que aquellos depravados hombres y mujeres merecían era la muerte.

¿Quiénes participaron en la Batalla de Jericó?

Increíblemente, en esta batalla sólo participó Josué y el ejército israelita. No se enfrentaron a ninguna resistencia.

Personajes importantes de la Batalla de Jericó

Los personajes más destacados fueron Josué, y el mismísimo Dios.

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¿Quién ganó la Batalla de Jericó?

Josué y los israelitas se llevaron la victoria, indiscutiblemente, saqueando por completo la ciudad de Jericó.

Desarrollo de la Batalla de Jericó

Lo que sucedió antes de la Batalla de Jericó fue algo sin precedentes: Dios ordenó que debían marchar una vez alrededor de la ciudad por seis días seguidos (una vuelta a la ciudad al día), sin atacar ni dar grito de guerra. Además, adelante debían ir unos 7 sacerdotes con sus respectivos cuernos de carnero, y atrás de ellos iba el Arca del pacto, un valiosísimo objeto sagrado para los israelitas.

Al séptimo día, debían marchar 7 veces alrededor de la ciudad, en vez de una, y los sacerdotes debían tocar sus cuernos al finalizar las 7 vueltas. Al tocar los cuernos, vendría el momento de atacar: el pueblo debía dar un grito de guerra, y Dios derrumbaría los gruesos y altísimos muros de Jericó, que sus habitantes veían como impenetrables. Después, los israelitas hicieron como se les ordenó y se llevaron todo lo que había en la ciudad.

De esta masacre sólo se salvaron una mujer llamada Rahab – una prostituta que había ayudado a los espías israelitas a esconderse unos días antes, y por eso recibió la misericordia divina – y su familia, justo como lo había prometido Dios. Ella tuvo que dejar colgando un cordón de color escarlata afuera de su ventana, como único requisito, y así demostrar que confiaba verdaderamente en que sería salvada.

Consecuencias de la Batalla de Jericó

La caída de Jericó no tuvo ninguna repercusión en el momento, puesto que no se estaba llevando a cabo una campaña militar ni nada por el estilo. Eso sí, sirvió para acabar con la maldad en una ciudad en la que reinaban los actos depravados y bizarros.

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